Vuelvo con vosotros para mostraros algo muy especial. Una
maravillosa colección de botones antiguos.
Los devenires de la vida nos llevan muchas veces a
encuentros casuales. Situaciones que se presentan ahí delante de uno, sin
darnos cuenta.
Una historia curiosa que nace de uno de mis paseos por el
rastro madrileño, un domingo por la mañana.
Me gusta ir de vez en cuando a mirar esos puestecillos de
cosas antiguas, de segunda mano, que muchas veces son solo unas cuantas cosas
puestas encima de una manta en el suelo. Y uno de esos días, encontré encima de
una mesa, un paquetito pequeño lleno de algo que brillaba y de un vistazo me
parecieron botones. Estaba atendiendo el puesto un chico joven y a su lado una
señora bastante mayor que podría ser su abuela. Y pregunté por el paquete. Fue
ella la que me atendió, y me confirmó que sí, que eran botones antiguos. Que ella
había sido modista toda su vida y tenía guardado en su casa un pequeño tesoro.
Botones y botones que había ido acumulando a lo largo de los años de trabajo y
que ahora guardaba sin darles uso.
Quedamos una tarde para que me enseñara
ese tesoro escondido. Y la verdad, mi sorpresa fue enorme al ver la cantidad de
modelos de botones que tenía. A cada cual más bonito, más fino, más
colorido…todos guardando un halo de romanticismo. Como pequeñas joyas, pero con
un agujerito por detrás para coser a la ropa.
Y sin dudarlo compré ese tesoro.
Quiero darle las gracias a Tina por haberme proporcionado esas piezas tan bonitas que ella llevaba guardando tanto tiempo. Y darme con
ello la oportunidad de poder hacer estos pendientes que os ofrezco ahora. Sin
ningún tipo de artificio, ni de cambio o mejora. Simple y llanamente, unos
botones tal y como son, adaptados para ser pendientes.
Todo el mundo que los ve, una vez que le dices
que son botones, los mira y los remira, y siempre dicen los
mismo “nunca lo hubiera pensado…son preciosos”.
Preciosos es la palabra que los define. Preciosos como
quedan y preciosa la historia de cómo llegaron a mis manos.
Espero que os gusten y que veáis, como yo pienso, que son un pequeño tesoro difícil de conseguir.
Ya podéis encontrarlos en las tiendas de Traka Barraka de Madrid y Donostia, En Chigiloca en Barcelona, La Maleta de Bel, en Santiago de Compostela, Simonetta Xirgú, en Almería, y en Madrid, Tres Soles, en el Centro Comercial Arturo Soria y Gátika Boutique, al lado de la Plaza Mayor.
Hasta pronto.
Rosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario